Y se nos vino marzo
Sergio Lehmann Economista jefe Bci
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Sergio Lehmann
Han pasado ya casi cinco meses del estallido social y desde entonces mucha agua ha corrido bajo el puente. Se han logrado avances importantes en la agenda social, recogiendo demandas legítimas que habían sido inexcusablemente postergadas. Destaca el fortalecimiento del pilar solidario en pensiones, mayores ingresos para las familias más desprotegidas y un buen proyecto para bajas en los precios de medicamentos.
De forma de financiar la ambiciosa agenda, se ha reformado el marco tributario, lo que da cuenta del sello de responsabilidad fiscal que caracteriza desde hace décadas a nuestra economía. Del punto de vista político, el proceso constituyente para legitimar la carta legal fundamental marcará el desarrollo de este año.
Cabe consignar que se han logrado progresos para una reforma de pensiones que llevará a mejoras en las jubilaciones, especialmente en los segmentos de bajos ingresos. Sin embargo, no se debe obviar que el diseño contemplado implica una suerte de impuesto al trabajo, entendiendo que la mitad del alza de 6% en la cotización en régimen irá a un fondo colectivo de reparto. Veremos, por tanto, que tal como la teoría económica inequívocamente muestra, la tasa de desempleo será más alta.
El camino con menos distorsiones para financiar las pensiones de las personas menos favorecidas es a través del presupuesto público. Para no incrementar la carga tributaria se hubiese requerido revisar exhaustivamente la gestión del gasto fiscal, que a todas luces revela amplios espacios para "eliminar grasa" y ganar eficiencia. Esta es, de cualquier manera, una tarea urgente. Primó en definitiva la viabilidad política para avanzar en la reforma de pensiones, que para la opinión pública es el tema de mayor preocupación.
La conformación del fondo colectivo paralelo a las AFP, junto con la propuesta de reducción de la jornada laboral que ha ido avanzando en el Congreso, llevan a que los costos laborales en lo próximo vayan a subir con fuerza. Esto lleva necesariamente que las empresas, en su objetivo de ir creciendo, favorecerán incrementar su producción con maquinaria, equipos y automatización, en desmedro de contratar nuevos trabajadores. El comercio continuará fortaleciendo la distribución a través de canales digitales, dada la mayor eficiencia que conlleva, acelerando la convergencia hacia patrones de países desarrollados. A fin de moderar el impacto en el mercado laboral y no incentivar la informalidad, es fundamental introducir una mayor flexibilidad, facilitando el acomodo de las empresas al nuevo marco legal y a los cambios habituales del escenario económico.
Sin perjuicio de lo anterior, el desafío más importante que enfrentamos para este año dice relación con comenzar a sanar las heridas que ha producido el estallido social. Hemos visto una marcada polarización en la sociedad, revelando una fuerte carga de intolerancia y odio que resquebraja el tejido social. Ver a quien discrepa como un enemigo hace imposible la construcción de acuerdos que permitan avanzar hacia el desarrollo, alejándonos de la posibilidad de ir estrechando la enorme brecha en bienestar que aún se advierte con los países industrializados.
Es fundamental, bajo esa misma mirada, erradicar la violencia, que genera disrupciones en la economía y atenta contra los derechos de quienes son vulnerados. De otra manera, los avances alcanzados en materia de agenda social se ven eclipsados por la inseguridad, la angustia y la sensación de fragilidad que la violencia trae consigo.